La primera reflexión: Accidentes-Siniestro o Incidente vial o incidente en la movilidad.
En Uruguay se ha consagrado en Setiembre del año 2019 – Ley Nº. 19.824 que actualiza la normativa vigente en materia de tránsito y seguridad vial. Siendo la misma de orden público y en su Artículo 47 establece que se sustitúyanse en la Ley N° 18.191, de noviembre de 2007, todas las expresiones contenidas en la misma que refiere a «accidentes» por la expresión «incidente vial», según el alcance dado por la definición establecida en la nueva redacción del artículo.
¿Son evitables?
La mayoría de las muertes producidas por los incidentes viales podría haberse evitado. Para reducir la posibilidad de sufrir un siniestro de tránsito, debe evitar los factores de riesgo. Se afirma que es un error llamar a los accidentes de tránsito “accidentes”. Se define accidente como: “suceso eventual del que involuntariamente resulta un daño” y se le asocia a un fenómeno casual, impredecible e incontrolable. Sin embargo los llamados accidentes de tránsito tienen poco de azarosos o de impredecibles y se pueden evitar. Se tiene conocimiento de dónde, cuándo y por qué ocurren. Si estos fueran “accidentales”, ¿cómo podríamos explicar por qué aumentan cuando llueve?, ¿por qué hay tantos fallecidos durante las noches, cuando es el período con menor flujo de vehículos?, o ¿por qué las personas que han bebido alcohol tienen más siniestros?
Si un incidente de tránsito fuera un suceso eventual, la probabilidad de sufrir uno dependería sólo de la cantidad de tiempo que pasemos al volante.
Por lo tanto, debemos coincidir que la mayoría de las muertes producidas por los mal llamados accidentes de tránsito podrían haberse evitado.
Factores de riesgo
Debemos tener una adecuada y real percepción del riesgo. Esa percepción del riesgo en la mayoría de los conductores suele estar por debajo del riesgo real, suele ser una percepción subjetiva y poco realista, donde el riesgo percibido es prácticamente nulo.
Debemos saber que mientras conducimos un vehículo corremos riesgos por lo tanto un comportamiento incorrecto puede poner en riesgo nuestra vida y la de los demás.
Hay factores que se deben de tener presente como la inexperiencia, la imprudencia y la falta de formación de los conductores entre los que están el mayor riesgo a la hora de conducir.
DEBEMOS SABER QUE… Cerca del 90% de los siniestros de tránsito son producto de fallas humanas, de errores producidos por conductores en una equivocada percepción del riesgo. Los incidentes producidos en el tránsito tienen en su mayoría poco de accidentales. Hay que cambiar los esquemas, ser conscientes, adquirir una percepción del riesgo objetiva y darse cuenta que la mayoría son evitables.
Condución segura
Para practicar una conducción segura, responsable y reducir las probabilidades de sufrir un incidente vial, se deben eliminar en la medida de lo posible los factores de riesgo. Entre los que están las distracciones (factor importante y una de las principales causas), el consumo de Alcohol y Drogas al momento de conducir, la inadecuada velocidad (presente en buena parte de los siniestros fatales), la fatiga, cansancio, sueño o somnolencia, así como el consumo de fármacos o conducir en situaciones de estrés.
Convivencia vial
Muchas veces los conductores, por querer demostrar nuestra habilidad al volante, no somos conscientes de los riesgos a los que exponemos a los demás usuarios al efectuar conductas imprudentes como circular a exceso de velocidad, adelantar en zonas no permitidas o el no respeto a otras señales de tránsito. Al no respetar una luz roja de un semáforo o un paso de peatones señalizado, no solo se está cometiendo una infracción a la Ley de Tránsito, sino que se está atentando contra la convivencia vial, poniendo en riesgo a sí mismo como a los demás usuarios. Estos tipos de comportamientos erróneos atentan contra la convivencia ordenada en el tránsito y contra el principio de confianza que lo inspira, donde todos los conductores esperan que cada uno de los integrantes de esta gran obra cumplan con su papel, que es respetar las normas de convivencia, buenas prácticas y comportamiento vial. Debemos ser conscientes de que estas acciones o infracciones no quedan impunes, aunque se llegue a pensar: “Qué bien, no me ha visto nadie y no ha pasado nada”. Estos incidentes se repiten y terminan convirtiéndose en siniestros donde SÍ pasa algo. El comportamiento irrespetuoso de un conductor, lo termina pagando el propio conductor y, desgraciadamente, es muy probable que los demás también.
Conductas viales
Analicemos algunas conductas viales como ejemplos, un conductor que se pasa una luz roja de un semáforo, no desconoce el significado reglamentario de esa luz y sabe qué consecuencias tendría si sufriera un siniestro o si fuera visualizado por un agente de tránsito. Entonces no existe en este caso desconocimiento de la normativa vigente, lo que existe es una voluntad de incumplirlas, una resistencia a cumplir las leyes y un cierto desprecio por los demás usuarios que circulan por la misma vía.
La educación, el estudio y la habilitación para conducir nos proporciona el conocimiento de reglas y normas de comportamiento que toda persona necesita en el momento de hacer uso de calles y rutas.
Desde muchos ámbitos vinculados a la seguridad vial y la movilidad segura se trata de transmitir valores, de inculcar hábitos y actitudes positivas de convivencia, de calidad de vida, de respeto, de calidad medioambiental y de seguridad vial. Se hace indispensable que se profundice en esta educación “social, colectiva e individual de las personas”. Todos somos peatones, usuarios de vehículos o conductores en distintos momentos de nuestras vidas. Por lo tanto una convivencia ordenada y respetuosa con los demás, y en un entorno amable, positivo y justo nos permitirán reducir los riesgos a la hora de movernos seguros en las vías de tránsito.